Diferencias entre gato siamés y birmano

Si bien los orígenes del sagrado de Birmania no estén del todo claros, la hipótesis más aceptada es que esta raza se ha desarrollado a partir de cruces entre el gato siamés tradicional o thai y otras razas felinas, como el gato persa y el angora. Ello no sólo confirmaría que el gato siamés y el birmano están estrechamente relacionados por su genética, sino que también explicaría por qué comparten gran parte de sus características morfológicas, entre las cuales se destacan:

• Tamaño mediano: las dimensiones corporales de ambas razas son bastante parecidas. La altura a la cruz va desde 20 cm hasta 25 cm, mientras que el peso corporal puede variar entre 3 kg y 6 kg. Además, las hembras de gato siamés o birmano son ligeramente menores y más ligeras que los machos.
• Ojos grandes y almendrados, siempre de color azul intenso.
• Patrón color point en el pelaje, que se caracteriza por una tonalidad más oscura en las zonas de menor temperatura corporal (región facial, orejas, cola y patas). En ambas razas, se acepta una gran variedad de colores dentro de este patrón, incluyendo crema, azul, gris o plata, chocolate, lila, carey o tortuga, entre otros.

Otra similitud particularmente interesante entre el gato siamés y el birmano es que, en ambas razas, los cachorros nacen con un pelaje escaso y completamente blanco. Los rasgos distintivos del patrón pointed solo se manifestarán alrededor del tercer mes de vida de los mininos.

Diferencias físicas entre gato siamés y sagrado de Birmania

Pasando a las diferencias a nivel morfológico y estético, podemos enfocarnos en las siguientes características para diferenciar el gato siamés del gato birmano:

• Longitud del pelaje: los sagrados de Birmania exhiben un hermoso pelaje semilargo y denso, con una lanilla interna, mientras que el manto del gato siamés es corto y fino.
• Cola: la diferencia en la longitud del pelaje se ve reflejada también en la cola de cada gato. Así, el sagrado de Birmania tiene una cola bien poblada de pelo, que es más largo en esta región que en el resto de su cuerpo. Y, a su vez, el gato siamés tiene una cola estrecha, sin repliegues y cubierta por pelos cortos.
• Guantes del birmano: el rasgo más distintivo del sagrado de Birmania es que las extremidades de sus patas tienen un color blanco o blanco crema, como si el gato llevara puesto guantes.
• Contextura corporal: los gatos siameses tienen un cuerpo más estilizado y esbelto que los gatos birmanos, cuyo cuerpo resulta un poco más compacto y macizo, aunque mantenga la estructura atlética.
• Formato de la cabeza: en los gatos siameses observamos un formato claramente cuneiforme, parecido a un triángulo que se estrecha en la parte del hocico. Por otro lado, la cabeza del gato birmano está a medio camino entre redonda y puntiaguda, lo que posiblemente deriva de una mezcla entre los rasgos del gato siamés y el persa.

No hay grandes diferencias entre el gato siamés y el birmano en términos de temperamento. Ambos son curiosos, sociables y cariñosos, disfrutando enormemente de la compañía de los humanos y teniendo baja tolerancia a la soledad.

También destacan una gran inteligencia y buena predisposición al entrenamiento, que son características muy favorables a la hora de educarlos. Tanto el gato siamés como el sagrado de Birmania pueden – y deberían – aprender desde su llegada al hogar qué conductas son consideradas aceptables o deseables y cuáles no. Felizmente, ambos responden muy bien al refuerzo positivo y pueden asimilar comandos y tareas en poco tiempo.

Una diferencia muy sutil entre el carácter de los gatos siameses y los birmanos es que los siameses suelen ser más “habladores”. De hecho, es difícil encontrar a un gato más vocalmente expresivo que el siamés, cuyos maullidos pueden llegar a ser exagerados en algunas ocasiones. A su vez, el sagrado de Birmania suele ser más calmado y paciente, no solo a la hora de emitir los sonidos típicos de los gatos, sino también en su forma de ser en general.

Los cuidados básicos con la salud y el bienestar son los mismos para ambas razas, los cuales son los siguientes:

• Alimentación completa y compatible con los requerimientos nutricionales de su edad. Además, una buena hidratación diaria será clave para prevenir enfermedades renales y otras complicaciones.
• Enriquecimiento ambiental. Los gatos siameses y birmanos también deben tener acceso a un ambiente enriquecido para mantenerlos correctamente estimulados.
• Medicina preventiva eficiente. Ello incluye la aplicación de las vacunas para gatos obligatorias y esenciales, las desparasitaciones periódicas contra parásitos internos y externos, así como de una a dos visitas anuales al veterinario para constatar su condición de salud.

Sin embargo, existen algunas diferencias entre el gato siamés y el sagrado de Birmania con respecto al mantenimiento del pelaje. Si bien la recomendación general para ambas razas es de realizar de 2 a 3 cepillados a la semana, el manto semilargo del gato birmano puede enredarse y acumular suciedades con más facilidad que el pelaje corto del gato siamés. Eventualmente, ello se traducirá con una mayor demanda de paciencia y tiempo de los tutores.

Además, en la época de muda casi siempre es necesario aumentar la frecuencia de cepillado del pelaje del gato birmano, que puede llegar a ser diaria. Esto será clave para evitar tanto que los pelos se esparzan por todo el hogar, como que el minino ingiera una gran cantidad de pelos muertos al acicalarse, lo que acabaría conllevando al cumulo de bolas de pelos en su tracto intestinal.

Finalmente, tanto el gato birmano como el siamés requerirán algunos cuidados específicos cuando lleguen a la última etapa de su vida. Si quieres profundizar en este tema, te recomendamos la siguiente lectura: “Cómo cuidar a un gato anciano”.

Una diferencia entre el gato siamés y el sagrado de Birmania que es muy relevante es la relacionada con las enfermedades más comunes en cada uno de ellos. Pese a que todo apunta a que están emparentadas, estas razas no muestran una predisposición genética a exactamente las mismas patologías.

En el caso del gato siamés, las enfermedades con mayor prevalencia son las siguientes:

• Cardiomiopatía hipertrófica felina: enfermedad que se caracteriza por el engrosamiento del músculo cardíaco y la consecuente reducción del volumen de sangre que el corazón bombea al cuerpo en cada contracción, pudiendo provocar fallo cardíaco, tromboembolismo e hipertensión.
• Infecciones respiratorias causadas por virus o bacterias, las cuales producen síntomas como tos, descarga nasal, estornudos y disnea.
• Cáncer de mama, y con particular frecuencia el adenocarcinoma mamario, en las hembras.
• Hidrocefalia: es el cúmulo excesivo de líquido cefalorraquídeo en el cerebro, el cual puede causar síntomas neurológicos y oculares, como el estrabismo y el nistagmo.
• Estrabismo: pérdida de la alineación y el paralelismo de los ojos, que no impiden la visión.
• Nistagmo: movimiento rápido e involuntario de los ojos, ya sea de abajo hacia arriba o de izquierda a derecha.

Por otro lado, los problemas de salud más comunes en los gatos birmanos son:

• Insuficiencia renal, casi siempre derivada de una concentración elevada de creatinina en el organismo.
• Cálculos renales: al igual que los gatos persas y los himalayos, los sagrados de Birmania registran una alta predisposición genética a desarrollar urolitos o piedras en los riñones, como se los conoce popularmente.
• Degeneración espongiforme: es una afección degenerativa que afecta al sistema nervioso central, causando síntomas como pérdida de la coordinación motora y debilidad en las patas traseras.
• Hiperestesia felina: es un síndrome que se caracteriza por un incremento de la sensibilidad al tacto y/o a los estímulos dolorosos.
• Enfermedades neurológicas y deformidades craneales.
• Aplasia tímica: es una enfermedad rara que se caracteriza por una expresiva inmunodeficiencia, principalmente de linfocitos T, que deja al gato expuesto a todo tipo de enfermedades.

Aunque no deban ser determinantes a la hora de elegir entre un gato siamés o birmano, conocer estas diferencias ayuda a tomar una decisión más consciente. En primer lugar, porque antes de adoptar a un minino u otro, podemos pensar si tenemos la solvencia económica necesaria para hacer frente a posibles gastos con tratamientos veterinarios en el futuro. Y, por otro lado, si decidimos adoptar a un gato siamés o sagrado de Birmania, podremos orientar la medicina preventiva y los cuidados diarios (principalmente la alimentación), teniendo en cuenta una mayor o menor predisposición a determinados problemas de salud.

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