Cuánto puede saltar un gato

Cuando abordamos cuánto salta un gato doméstico sin hacerse daño, no podemos obviar que todo en ellos responde a la funcionalidad. En otras palabras, su anatomía está repleta de recursos orientados a la caza y a la supervivencia. Así, no es de extrañar que sus patas traseras sean ligeramente más largas y fuertes que las delanteras, o que puedan captar las vibraciones (imperceptibles para nosotros) que produce un ratón a 7 metros de distancia.

Un gato doméstico sano puede saltar 5 o 6 veces su longitud. Teniendo en cuenta que, de media, miden 46 cm de largo, esto se traduce en que pueden llegar a saltar 2,8-3 metros de altura. En este punto, conviene señalar que siempre tomarán atajos, si los hay, que sopesarán las vías disponibles para decantarse por la más segura y que tienden a volverse poco creativos cuando están familiarizados con el espacio.

Tal y como explica el Atlas de la anatomía del gato^[1], los gatos poseen 500 músculos y los emplean todos cuando saltan. Las fibras musculares de contracción rápida de sus extremidades les permiten absorber el impacto cuando toman tierra, al tiempo que las almohadillas carpianas les proveen de información sobre la temperatura ambiental o la inclinación de su cuerpo. Junto a la cola, les ayudan a no perder el equilibrio.

Frente al abisinio, al siberiano y al oriental de pelo corto, que son considerados los gatos más ágiles y que más alto pueden saltar, los gatos enanos como, por ejemplo, el munchkin o el Singapura, ven comprometida esta facultad. Pese a ser joviales y juguetones, a duras penas alcanzan el metro y medio de altura al saltar. Además, es potencialmente peligroso exponerlos a saltos desde alturas elevadas para su columna y sus extremidades.

Ahora bien, ¿cuánto puede llegar a saltar un gato salvaje sin lastimarse? El matemático francés Antonie Parent fue el primero en estudiar el reflejo de enderezamiento felino por el que los gatos caen de pie en un 99% de las veces. Durante el vuelo arquean la columna vertebral, provista de 30 huesos, para corregir posibles desviaciones, mientras que la cola, compuesta por 23 huesos, actúa como un timón. ¿Sabes que sus bigotes también tienen mucho que ver con la precisión de estas maniobras?

Según el estudio realizado por el profesor Steev Sutton de la Universidad de Nueva Inglaterra^[2], las vibrisas del gato están provistas de células foliculares propioceptivas que les alertan sobre la orientación y situación de su cuerpo con respecto al suelo. Así, siempre disponen de datos actualizados para enderezarse y prepararse para una caída de pie. Las almohadillas también les sirven para amortiguar el impacto y proteger sus articulaciones.

Por las condiciones en las que habitan los gatos salvajes, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que esta capacidad está afinada. Si te preguntas cuánto puede llegar a saltar un gato salvaje, debes saber que alcanzan los 35 km/h de velocidad y los 3,5 metros de altura al trepar y saltar. No reparan en riesgos si avistan un pájaro que quieren hacer suyo, sobre todo, si se trata de una gata que debe alimentar a sus crías.

Tienes más datos sobre "¿Desde qué altura puede caer un gato sin lastimarse?" en el siguiente post de SoyUnGato.

Como decimos, los gatos, pese a estar domesticados y adaptados a la convivencia con los humanos, son depredadores y, por ello, cuentan con una anatomía que les provee de los recursos y de la capacidad de reacción requerida para cazar a sus presas y no ser descubiertos por sus depredadores directos. Los saltos, el acecho y el camuflaje forman parte de una coreografía cuya única finalidad es la supervivencia.

No es casual que a los gatos domésticos los lugares elevados les resulten tan atractivos, y es que gracias a ellos pueden disfrutar de una vista panorámica desde la que lo controlan todo. Se sienten seguros y, como sabes, esa seguridad les aporta bienestar. Por tanto, desde SoyUnGato siempre te recomendamos que no descuides su enriquecimiento ambiental.

Los árboles o gimnasios para gatos que constan de varias alturas, las hamacas que puedes adherir a la ventana, los refugios en altura o las estanterías con las que ya cuentes (siempre que sean estables y seguras) son recursos que no deberían faltar en ningún hogar en el que habite un gato. Te ayudarán a mantenerlo estimulado y equilibrado, o lo que es lo mismo, a prevenir el aburrimiento, el estrés y la depresión.

En definitiva, los gatos saltan por instinto. En su hábitat natural lo hacen para cazar y sobrevivir. Los domésticos, que ya tienen asegurada su alimentación, saltan para atrapar aquello que les interesa. Su instinto de caza está presente también en sus dinámicas de juego. Por tanto, no deberías dejarlo de lado para contribuir a su bienestar integral. Protege tus ventanas o tu balcón para evitar las secuelas del síndrome del gato paracaidista.

Te hablamos del "Síndrome del gato paracaidista" a continuación.

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