Cómo saber si un gato tiene fiebre sin termómetro

Como hemos dicho, es conveniente que todos los cuidadores de gatos cuenten en el hogar con un botiquín de primeros auxilios destinado en exclusiva al animal. Este debe incluir materiales básicos, como algún desinfectante, gasas, vendas y, por supuesto, un termómetro. Sirve uno de uso humano que se pueda introducir en el ano, ya que en los gatos se mide la temperatura rectal. Aquí te lo explicamos: "Cómo tomar la temperatura a un gato".

El termómetro es la única manera fiable que tenemos para saber cuál es la temperatura corporal de los gatos. En otras palabras, solo poniendo el termómetro podremos determinar si el gato tiene fiebre o no. Circulan algunas ideas relativas a que es posible medir la temperatura del gato y saber si tiene fiebre fijándose en la nariz o en las orejas. Así, se dice que si la trufa está seca y caliente y el interior de los pabellones auditivos también se percibe más cálido de lo normal, es señal de que el animal tiene fiebre. Pero no son indicadores fiables, pues pueden notarse calientes por motivos que nada tienen que ver con la fiebre, por ejemplo, una exposición directa al sol. Por tanto, ¿es posible saber si un gato tiene fiebre por las orejas? La respuesta es NO.

Síntomas de fiebre en gatos

Lo que sí es cierto es que los gatos con fiebre suelen presentar algunos signos clínicos comunes. Es decir, aunque no sepamos cuál es su temperatura corporal, si nuestro gato muestra alguno de ellos, es posible que tenga fiebre. Destacamos los siguientes:

• Apatía.
• Decaimiento.
• Somnolencia.
• Anorexia o disminución del apetito.
• Dolor.
• Mal aspecto del manto.
• Malestar general.
• Signos clínicos que dependerán de la enfermedad que padezca, como vómitos, diarrea, secreción nasal y/o ocular, etc.

Por lo tanto, si te preguntas cómo saber si un gato tiene fiebre sin termómetro, fíjate en su comportamiento o la posible aparición de sintomatología como la mencionada. Por otra parte, hay que saber que no todas las enfermedades de los gatos cursan con fiebre. Esto quiere decir que, incluso midiendo la temperatura del animal con un termómetro y siendo esta normal (entre 38 y 39,2 ºC es la que se considera normal para los gatos), puede estar enfermo y necesitar atención veterinaria. Aquí te explicamos "Cuándo un gato tiene fiebre".

Como hemos explicado, la respuesta a esta pregunta es negativa: no es posible tomar la temperatura de un gato si no disponemos de un termómetro. Por este motivo, debemos contar con uno en el botiquín de casa, disponible para el gato en exclusiva, es decir, deberíamos tener un termómetro para las personas y otro para los animales.

Como hemos dicho con anterioridad, la temperatura corporal de los gatos se mide de forma rectal, con lo que debemos introducir, con mucho cuidado, la punta del termómetro en el recto hasta que se pueda hacer la lectura de la temperatura. Para ello es conveniente mantener al gato de pie y con el rabo levantado, lo que facilita la visualización e impide que se siente sobre el termómetro. Podemos untarlo con vaselina o aceite para que se deslice mejor y resulte menos molesto para el animal. Pero, lógicamente, no es un procedimiento de su agrado, por eso puede oponer resistencia, incluso aunque otra persona nos ayude en la sujeción, lo envolvamos en una toalla o similar, etc. Esto hace que muchos cuidadores, incluso con termómetro, no sean capaces de medir la temperatura en el hogar. De todas formas, como también hemos dicho, esta no es un parámetro decisivo a la hora de buscar o no atención veterinaria para el gato.

En conclusión, si vemos que nuestro gato no está como siempre o presenta signos clínicos como los que hemos mencionado, debemos contactar con el veterinario, con independencia de que tenga fiebre o no.

Visto cómo saber si un gato tiene fiebre sin termómetro, ante la sospecha de que nuestro ejemplar pueda estar experimentando un aumento de su temperatura, es normal que nos preguntemos qué hacer. La fiebre es un mecanismo del organismo que se activa ante la presencia de patógenos para facilitar su eliminación. Por lo tanto, va a asociarse a una enfermedad. En ocasiones, esta será tan leve que en cuestión de uno o dos días el gato volverá a hacer vida normal y no tendremos que intervenir. Pero, otras veces, sobre todo si nuestro gato es muy pequeño, muy mayor, está debilitado por algún motivo o ya se le ha diagnosticado alguna enfermedad, el proceso va a necesitar tratamiento veterinario para solucionarse.

La fiebre es un signo clínico de los llamados inespecíficos, lo que quiere decir que se presenta en múltiples enfermedades, como pueden ser la rinotraqueítis o la panleucopenia. Al primer signo anómalo, como apatía, anorexia o diarrea, tendremos que consultar con el veterinario, incluso aunque la temperatura del gato no se encuentre elevada.

Por otra parte, hay que resaltar que nunca, en ningún caso, debemos darle al gato fármacos para bajar la fiebre que tengamos por casa, por muy efectivos que hayan sido para nosotros. Los gatos y los humanos no metabolizamos igual los medicamentos y la consecuencia puede ser una intoxicación grave e incluso mortal. Solo el veterinario puede prescribirnos el tratamiento adecuado, que pasará por descubrir la causa que ha desencadenado la fiebre.

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