Verduras tóxicas para gatos

Verduras tóxicas para gatos

Nuestros gatos deben ser alimentados con una dieta basada en proteína de origen animal como la que ofrecen los piensos de calidad, los alimentos húmedos para gatos o las dietas caseras elaboradas por profesionales, pues contienen los nutrientes que los gatos necesitan en sus correctas proporciones y basados en proteínas como pollo, pavo o pescado, es decir, tejido animal. Los gatos no podrían subsistir a base de una dieta vegetariana, pues no están diseñados para ingerir alimentos ricos en hidratos de carbono, pero pobres en grasas o proteínas, como son las verduras. Sin embargo, en algunas ocasiones, o como complemento de algunas dietas húmedas, se incorporan verduras a las recetas, pues son también fuente de vitaminas, minerales y fibra. Eso sí, debes conocer que no todas las verduras son aptas para los gatos, ya que algunas pueden ser peligrosas debido a compuestos que contienen, mientras que otras pueden ser dañinas si no se encuentran correctamente cocinadas.

En este artículo de SoyUnGato podrás conocer cuáles son las verduras tóxicas para los gatos, qué producen y a qué se debe dicha toxicidad, por lo que si te interesa el tema no dudes en continuar leyendo este artículo para obtener toda la información necesaria.

Cebolla

La cebolla es tóxica para los gatos porque contiene en su interior unos alcaloides disulfuro, entre los que destaca el t-propionil disulfuro, un compuesto oxidante que afecta a sus glóbulos rojos o eritrocitos y la hemoglobina. Así, induce un estrés oxidativo debido a que oxida los glóbulos rojos, produciendo una hemoglobina desnaturalizada a la vez que reduce el glutatión del interior de los eritrocitos, que es un compuesto antioxidante. Esta acción la realizan disminuyendo la actividad de la enzima glucosa-6-fosfato deshidrogenasa, que previene el proceso de oxidación de los glóbulos rojos, por lo que acaba oxidándolos y formando cuerpos de Heinz y su destrucción, lo que se conoce como "anemia hemolítica" o "de rotura o destrucción de los glóbulos rojos de la sangre". De esta forma, y resumiendo, la cebolla puede producir anemia hemolítica en los gatos.

Los gatos no pueden comer ni un poco de cebolla, ya que tan solo 5 gramos por kilogramo de peso son suficientes para que se produzca este efecto y el porcentaje de glóbulos rojos del total de la sangre se reduzca, apareciendo signos clínicos derivados de este tipo de anemia. Además, el cocinado de la cebolla no elimina los alcaloides, por lo que no se les debe ofrecer de ninguna forma, ni siquiera algún alimento que la contenga, como los alimentos para bebés que contienen cebolla deshidratada.

Como hemos comentado, que tu gato coma cebolla le produce una anemia hemolítica que provoca una gran debilidad en él, pudiendo aparecer signos clínicos como:

  • Letargo.
  • Dificultad respiratoria.
  • Aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria.
  • Intolerancia al ejercicio.
  • Coloración amarillenta de las mucosas o color pálido.
  • Orina oscurecida.
  • Anorexia.
  • Vómitos.
  • Dolor abdominal.
  • Diarrea.

Si tu gato ha ingerido cebolla debes actuar con rapidez y llevarlo a un centro veterinario, donde le pondrán tratamiento según la gravedad de su sintomatología y, si es pronto, intentarán vaciar su estómago y usar adsorbentes del tóxico.

Ajo

Otra de las verduras prohibidas para gatos es el ajo. Este alimento presenta un mecanismo de acción muy parecido al que produce la cebolla sobre los glóbulos rojos del gato, pero con la ventaja de que necesita mayores cantidades para producir sintomatología, es decir, no es tan tóxico como la cebolla, aunque de todas formas es preferible evitarlo.

En concreto, el ajo contiene alicina, un compuesto que también reduce la actividad de la enzima glucosa-6-fosfato deshidrogenasa, disminuyendo los niveles de glutatión o defensa antioxidante hasta el punto de destruirse y formar cuerpos de Heinz, lo que equivale a una anemia hemolítica con reducción del hematocrito. Todo ello produce signos de esfuerzo cardíaco y respiratorio para intentar llevar el oxígeno a los tejidos como si tuviese una cantidad normal de glóbulos rojos, manifestándose con taquicardia y taquipnea, dificultad respiratoria, intolerancia al esfuerzo físico, palidez o coloración amarillenta de las mucosas, debilidad y letargia.

Como en el caso anterior, ingestiones de ajo en nuestros gatos también pueden producir signos clínicos digestivos, entre los que destacamos los vómitos, la diarrea, el dolor abdominal y la pérdida de apetito y de peso. Los síntomas de la intoxicación por ajo pueden demorarse hasta 4 días en aparecer, por lo que si tu gato ha ingerido ajo, debes acudir a un centro veterinario donde realizarán el mejor tratamiento para tu pequeño felino. Eso sí, insistimos, en este caso se necesita un consumo mayor, por lo que si ha comido una cantidad pequeña y no manifiesta ningún síntoma, lo más probable es que no sufra una intoxicación.

Tomates verdes

El tomate verde también resulta otra de las verduras tóxicas para gatos porque contiene tomatina, compuesto que se va perdiendo conforme el tomate madura y que se parece a otros tóxicos como las solaninas que encontramos en las berenjenas y otras hortalizas inmaduras y tubérculos como las patatas. Mientras que para el ser humano la intoxicación comienza a ser evidente tras consumir varios tomates verdes o 500 gramos de sus hojas, nuestros gatos comienzan a tener síntomas con mucha menor cantidad debido a su reducido tamaño.

La intoxicación se produce debido a que la tomatina es un inhibidor de la colinesterasa, una enzima que cataliza el proceso de hidrólisis de la acetilcolina, que es un neurotransmisor estimulante del sistema nervioso, separándola en ácido acético y colina. Así, se evita una activación excesiva neuromuscular resultado de la acetilcolina por sobreestimulación del efector. La tomatina impide esta hidrólisis al inhibir la enzima colinesterasa, por lo que resulta en una excesiva activación colinérgica por activación de los receptores nicotínicos y muscarínicos y nicotínicos, resultando en síntomas de exacerbación de los efectos parasimpáticos, de los cuales destacan los siguientes:

  • Contracción de las pupilas o miosis.
  • Visión borrosa.
  • Congestión conjuntival.
  • Espasmo ciliar.
  • Lagrimeo.
  • Excitación nerviosa.
  • Ataxia.
  • Espasmos musculares.
  • Depresión respiratoria.
  • Convulsiones.
  • Debilidad muscular.
  • Broncoespasmo.
  • Disnea.
  • Depresión respiratoria.
  • Aumento de las secreciones.
  • Reducción de la frecuencia cardíaca o bradicardia.
  • Hipotensión.
  • Aumento de la frecuencia cardiaca.
  • Náuseas.
  • Vómitos.
  • Diarrea.
  • Cólicos.
  • Hipersalivación.
  • Flatulencias.
  • Aumento del peristaltismo intestinal.
  • Micción involuntaria.
  • Lagrimeo.
  • Fasciculación muscular.
  • Urticaria.
  • Anafilaxia.

Sin embargo, dependiendo de la cantidad consumida de tomate verde los síntomas variarán. En grandes ingestiones se pueden producir paradas respiratorias, mientras que en las leves los síntomas más destacados son los digestivos o nerviosos, entre los que resaltan la incoordinación, el estupor, la ataxia y el nistagmo.

Verduras crudas

Las hortalizas crudas como las berenjenas, los pimientos y las patatas crudas resultan tóxicas para nuestros gatos debido a la cantidad de solaninas que contienen, siendo tóxicas con una dosis de alrededor de unos 2 a 5 mg/kg. Las solaninas ejercen un mecanismo de acción similar al de la tomatina de los tomates verdes y sus hojas, es decir, tienen potencial de inhibición de la enzima colinesterasa, por lo que la acetilcolina no se hidroliza y permanece activando los receptores nicotínicos y muscarínicos, favoreciendo los efectos parasimpáticos en el organismo del gato.

En caso de consumir las verduras crudas y en las cantidades mencionadas, los gatos pueden manifestar un rncremento de las secreciones respiratorias, urinarias y digestivas, así como reducción del ritmo cardíaco y vasodilatación que producen:

  • Irritación gástrica.
  • Vómitos.
  • Diarrea.
  • Temblores.
  • Arritmias.
  • Convulsiones.
  • Fallo cardíaco.
  • Ataxia.
  • Alucinaciones.
  • Temblores.

Además, la patata cruda también contiene chaconina, un alcaloide tóxico que tiene un efecto sinérgico con las solaninas presentes en la patata también, por lo que inhiben de forma aún más intensa la acetilcolinesterasa, aumentando sus efectos e incrementando la intoxicación.

Afortunadamente, la solanina se elimina mediante la cocción de los alimentos, por lo que un gato podría comer patata o berenjena cocinada. De todas formas, dado que son carnívoros estrictos, no son productos indispensables en su dieta. Así mismo, en caso de incluirlos es importante tener en cuenta que deben añadirse en cantidades pequeñas y de vez en cuando.

Ahora que conoces las verduras tóxicas para gatos, en este otro artículo explicamos Cómo alimentar a un gato dependiendo de su edad. Además, no te pierdas este otro post sobre las Frutas tóxicas para los gatos.

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Bibliografía
  • San Andrés, M. I.; Jurado, R.; Ballesteros, E. (2000). Toxicología animal originada por plantas. Editorial Complutense.
  • Escalona, C.; Augusto, Y.; Martínez. Toxicología Veterinaria. Disponible en: https://www.researchgate.net/profile/Yordan-Martinez/publication/318323199_Toxicologia_Veterinaria/links/5b19589245851587f29886ab/Toxicologia-Veterinaria.pdf
  • García, L. (2022). ¿Los gatos pueden comer cebolla?. Disponible en: https://www.expertoanimal.com/los-gatos-pueden-comer-cebolla-25923.html