¿Un gato puede vivir en dos casas?

¿Un gato puede vivir en dos casas?

En general, los gatos son animales muy sensibles a los cambios en su entorno. Simplemente hacer obras en casa, introducir un mueble nuevo o usar otro ambientador, pueden desencadenarles un gran estrés que desemboque en la aparición de trastornos de conducta como la agresividad o el marcaje. Cada vez que nos vemos obligados a modificar su ambiente o rutinas, es necesario que lo hagamos de forma paulatina, paciente y cuidadosa para evitar problemas.

Teniendo esto presente, es posible que nos preguntemos si un gato puede vivir en dos casas o no, pues podemos encontrarnos en esa situación, por ejemplo, en casos de divorcio en los que se establezca una custodia compartida. Hablamos de estos supuestos y explicamos cómo proceder en este artículo de SoyUnGato.

Custodia compartida de un gato, ¿qué dice la ley?

Hasta hace poco, la ley en España consideraba que un animal era equiparable a los bienes muebles, es decir, a cualquier objeto y, por ello, simplemente, pertenecía a la persona a cuyo nombre estaba su microchip. Esto quería decir que, en casos de divorcio, el gato se quedaría con quien le hubiese puesto el microchip a su nombre, con independencia de que fuese o no la persona que lo cuidase o estuviese más tiempo con él. En ausencia de microchip, el propietario sería quien demostrase su propiedad, por ejemplo, al poseer el pasaporte o la cartilla veterinaria.

Pero en la actualidad, los animales, por ley, han pasado a considerarse seres sensibles y sintientes y, en consecuencia, ya no pueden ser tratados como objetos. Esto sucede desde que entró en vigor, el 5 de enero de 2022, la Ley 17/2021, de 15 de diciembre, de modificación del Código Civil, la Ley Hipotecaria y la Ley de Enjuiciamiento Civil, sobre el régimen jurídico de los animales. En la práctica, esto ha implicado que no solo se debe tener en cuenta la propiedad que indica el microchip, sino que hay que considerar otros factores relacionados con el bienestar del gato.

Por eso se valora quién le ofrece la mejor calidad de vida, pudiendo llegar a determinarse una custodia compartida en la que habrá un cuidador principal y un segundo cuidador, que podrá pasar el tiempo que se estipule con el animal. Se puede evaluar quién es el cuidador efectivo del gato, el tiempo que se pasa con él, las características de la vivienda, la capacidad económica, la existencia de niños con vínculo con el animal, etc. Aunque quizás esta no sea la mejor opción para los gatos por su sensibilidad a los cambios.

¿Un gato puede vivir en dos casas o no?

Como hemos explicado, lo más recomendable para un gato sería contar con un único hogar que pueda controlar, es decir, sin cambios o, al menos, con cambios paulatinos. Pasar de un hogar a otro puede ser altamente estresante para un animal tan sensible. Claro que se trata de una premisa general, es posible que nos encontremos con gatos muy sociables y extrovertidos que no tengan problemas a la hora de ser felices en dos hogares. Pero, probablemente, no será la mayoría.

Por este motivo, lo ideal sería buscar alternativas a tener que cambiarlo de casa si se establece una custodia compartida. Por ejemplo, mantenerlo en su casa de siempre y establecer visitas de la otra persona. En el caso en el que no haya más remedio que tener que cambiar al gato de casa, debemos seguir algunas recomendaciones, como explicaremos en el siguiente apartado.

Qué tener en cuenta para que un gato viva en dos casas

Dada la sensibilidad de los gatos a los cambios en el entorno, para asegurar su bienestar cuando deben vivir en dos casas, conviene no perder de vista aspectos como los siguientes:

  • Que la mudanza haya finalizado por completo antes de que llegue el gato para evitarle más estrés con el movimiento de cajas, enseres, muebles, etc. Te explicamos Cómo mudarse con un gato en este otro artículo.
  • Utilizar feromonas apaciguadoras. Son unas sustancias indetectables para nosotros, pero que sí percibe el gato a través de su olfato. Estas feromonas sintéticas pueden adquirirse en difusor o en espray y transmiten al gato una sensación de tranquilidad. Deben usarse tanto en la casa vieja como en la nueva, mejor unas semanas antes de producirse el cambio.
  • Aprovechando la importancia que el olfato tiene para los gatos, también es bueno que entre ambas casas haya un intercambio de "olores". Por ejemplo, pasar cojines de una a otra ayuda a que el gato se acostumbre a nuevos olores y los incorpore a su rutina, con lo que no serán completamente nuevos cuando tenga que entrar en su segunda casa ni se sentirá perdido si reconoce su olor familiar en ella.
  • Ambos hogares deben tener en cuenta el enriquecimiento ambiental, es decir, en las dos casas el gato tiene que disponer de los suficientes estímulos físicos y psicológicos para garantizar su bienestar. Nos referimos a espacios diferenciados para la alimentación, la evacuación, el juego y el descanso, así como juguetes, rascadores y mobiliario dispuesto a distintas alturas, etc. En general, sirve cualquier elemento que favorezca que el gato desarrolle las conductas que le son naturales, como saltar, rascar, marcar, trepar, esconderse, cazar, etc. Ni qué decir tiene que la casa debe contar con todas las medidas necesarias para prevenir accidentes.
  • Seguir el ritmo del gato. Es decir, hay que dejar que explore a sus anchas su nuevo territorio. No hay que apurarlo, pero tampoco forzarlo si al principio prefiere mantenerse escondido en alguna esquina. Ese será su espacio seguro.
  • Respetar sus rutinas al máximo, es decir, las horas en las que está acostumbrado a comer, a jugar, etc. Por supuesto, hay que mantener la misma alimentación, la misma arena y un arenero de idénticas características.
  • Tener a mano el teléfono del veterinario más cercano si la segunda vivienda queda lejos de la primera. Ante una urgencia es mejor recorrer pocos kilómetros.
  • Cuidar también del transporte. El traslado a la nueva casa puede ser estresante. El gato debe acostumbrarse al transportín, al vehículo, etc. Como siempre, de forma paulatina.
  • Dedicarle tiempo. No tiene sentido trasladarlo a una segunda residencia para que esté solo durante horas. Estar con él, jugar y compartir es una buena forma de ayudarlo a aliviar su estrés.

Nuevamente, insistimos, a la hora de determinar si el gato debe vivir en dos casas o no, es fundamental tener en cuenta la personalidad del felino. Es preferible establecer horarios de visitas que forzarlo a vivir una situación que le va a generar un nivel muy alto de estrés.

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Bibliografía
  • Ley 17/2021, de 15 de diciembre, de modificación del Código Civil, la Ley Hipotecaria y la Ley de Enjuiciamiento Civil, sobre el régimen jurídico de los animales. BOE nº 300, de 16 de diciembre de 2021.