Seguro veterinario para gatos: coberturas y precios

Como hemos avanzado, el seguro veterinario para gatos está pensado para cubrir las necesidades que puedan surgir en el cuidado de la salud del animal. Esta es la diferencia básica con otro seguro que se puede contratar, el de responsabilidad civil, que está dirigido, no a cuidar del gato, sino a cubrir cualquier daño que este pueda ocasionar a terceros.

Así, el seguro veterinario puede cubrir distintos gastos, siempre relacionados con la salud animal. En función de las coberturas que se contraten, puede incluir la medicina preventiva, como las desparasitaciones o las vacunaciones, el microchipado, diferentes tratamientos, intervenciones quirúrgicas, terapias, hospitalizaciones, etc. En resumen, este servicio implica pagar una pequeña cantidad mensual o anual para tener cubiertos los gastos que genere el gato, imprevisibles o no, hasta la cantidad que se haya fijado en la póliza.

Como hemos comentado, según el seguro que contratemos, disfrutaremos de diferentes coberturas para distintas circunstancias relacionadas con la salud y el cuidado del gato, como pueden ser:

• Consultas veterinarias rutinarias o de urgencias, es decir, tanto revisiones como imprevistos.
• Medicina preventiva, sobre todo para gastos de desparasitación o vacunación.
• Pruebas diagnósticas, como analíticas, radiografías, ecografías, etc.
• Intervenciones quirúrgicas, por ejemplo, la retirada de alguna masa o de una bola de pelo que haya provocado una obstrucción intestinal.
• Hospitalizaciones, para cuando no llega con los cuidados que podemos ofrecer en casa.
• Medicaciones, como antibióticos, antiinflamatorios, analgésicos, etc.
• Terapias, tan conocidas como la acupuntura.
• Accidentes, en los gatos no son raras las caídas desde ventanas o balcones, las peleas con otros animales, las intoxicaciones o los atropellos, si el gato tiene acceso al exterior.
• Enfermedades, que pueden llegar a ser tan graves como la panleucopenia felina, pero también se incluye cualquier otra, por ejemplo, la rinotraqueítis o la insuficiencia renal.
• Microchipado, pues, por ley, es obligatorio que todos los gatos lleven puesto este dispositivo de identificación. Hablamos de ello aquí: "¿Es obligatorio poner el chip a los gatos?".
• Castración, también obligatoria para todos los ejemplares de más de seis meses de edad, según la nueva ley.
• Robo o extravío.
• Fallecimiento, que origina gastos como la incineración o la propia eutanasia, de ser necesaria.
• Asistencia telefónica para resolver incidencias o dudas.
• Alojamiento del gato en casos en los que el cuidador deba estar hospitalizado.
• Finalmente, algunas pólizas también pueden incluir la responsabilidad civil.

Por supuesto, no todos los seguros de salud para gatos incluyen todas estas coberturas ni todos estos servicios quedan cubiertos al 100 %. Es decir, algunos asumen un porcentaje del coste de determinadas cirugías, por ejemplo. La recomendación es comprar las distintas compañías.

Como hemos visto en el apartado anterior, el seguro de salud para gatos puede incluir muy diversas coberturas. De esto dependerá, en parte, el importe que debamos pagar, que también se ve afectado por el tipo de reembolso que contratemos, que suele ser del 50, 70, 80, 90 o 100 %. Además, por supuesto, hay diferencias según la compañía con la que lo contratemos, por eso es conveniente que valoremos las ofertas de varias hasta quedarnos con la que más encaje, según nuestras necesidades y presupuesto.

Así, es difícil dar un precio medio, ya que los importes a pagar pueden sufrir grandes oscilaciones entre los seguros más baratos con las coberturas básicas, que pueden encontrarse desde 20-40 euros, hasta los más completos, que llegan a superar los 200-300 euros anuales. El pago puede realizarse una vez al año, al mes o cada 6, 3 o 4 meses.

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La principal ventaja de contratar un seguro veterinario para gatos es no tener que afrontar pagos imprevistos que pueden suponer grandes cantidades de dinero. Por ejemplo, un accidente o una enfermedad de gravedad pueden implicar pagos considerables. Hablamos de cientos de euros, incluso más de mil, ya que habrá que sumar pruebas diagnósticas, tratamientos, hospitalizaciones, intervenciones quirúrgicas, revisiones, etc.

Estos gastos elevados e imprevistos no siempre llegan en el mejor momento y podemos encontrarnos en una situación en la que, directamente, no podamos asumirlos, con las repercusiones que esto puede tener para la salud de nuestro gato. En estas situaciones, contar con un seguro que se haga cargo de parte del importe o de su totalidad puede marcar la diferencia.

Contratar o no un seguro de salud para nuestro gato es una decisión muy personal. En principio, viendo cómo funcionan, habría que valorar nuestra situación económica y las características y el estilo de vida del gato. En concreto, si contamos con unos ingresos estables que nos permiten afrontar pagos imprevistos, aunque sean elevados, podemos prescindir de un seguro de salud. Al contrario, si nuestros ingresos no son altos ni continuos, es posible que sea buena idea pagar una pequeña cantidad de dinero al mes para que, en caso de darse un imprevisto económico, podamos sufragarlo.

También depende del propio gato. Un animal que vive en un piso sin acceso al exterior es más difícil que pueda sufrir un percance de gravedad, pero es cierto que los accidentes existen y podría caerse, por ejemplo, desde una ventana o balcón que se nos haya quedado entreabierto. También puede pelearse con otro gato o con un perro si convive con ellos en el propio hogar. Y, por supuesto, ningún gato está libre de padecer alguna enfermedad grave o crónica.

Por lo tanto, debemos valorar nuestra situación y, antes de decidirnos por un seguro, como hemos dicho, estudiar las ofertas de varias compañías para comparar y quedarnos con la opción que nos resulte más beneficiosa en cuanto a su relación calidad-precio.

Por último, hay que tener en cuenta que, si quieres un seguro, no debes esperar a que el gato sea muy mayor o padezca ya alguna enfermedad. En ese caso, es probable que no encuentres ninguna compañía que lo acepte, pues hay requisitos en cuanto a edad y estado de salud.

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