¿Los gatos negros dan mala suerte?

La Historia nos proporciona datos controvertidos, ya que de acuerdo con el momento histórico y la civilización o cultura de la que se trate, la percepción de la sociedad hacia los gatos negro difiere, y mucho. Desde el punto de vista de la ciencia, no existe ninguna evidencia que zanje el debate de si los gatos negros dan mala muerte o no. Principalmente, porque escapa a sus reglas y a su lenguaje. Es más una creencia que un hecho.

Sin embargo, en la última década la curiosidad de los biólogos y de los etólogos sobre el significado del color de los gatos ha arrojado varias conclusiones. Entre las más relevantes, que el color de su manto incide en su grado de supervivencia. No en vano, denota ciertos rasgos de temperamento que los hace más sociables, mejor adaptados al medio e inteligentes. Al parecer, los gatos naranjas son los mejor valorados en estas cualidades.

Si, como nosotros, eres fan de los gatos negros, te invitamos a consultar el artículo Razas de gatos negros.

Pocos temas en el universo felino resultan tan polémicos como el que nos ocupa. Desde antaño, los gatos negros siempre han despertado controversias. Venerados por los egipcios, temidos por los celtas y equiparados con Satán por los cristianos, su figura está íntimamente ligada con la oscuridad, lo desconocido y la femineidad; características que han propiciado que unas culturas los admiren y que otras hayan tratado de exterminarlos.

Antiguo Egipto

Para los egipcios, los gatos en general, y los gatos negros en particular, eran la extensión de los dioses en la tierra. El pelo de color negro era símbolo de buena suerte, de manera que estos gatos negros eran codiciados por sus cualidades protectoras, capaces de transformar las energías negativas en positivas. De hecho, las familias egipcias con gatos negros eran más prósperas y contraían menos enfermedades que las que no los tenían.

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Cultura celta

El cait sith (en escocés) o el cait sidhe (en irlandés) era temido por su capacidad para robar el alma de los muertos si se posaba en ellos antes de enterrarlos. Era representado como un gato del tamaño de un perro, de pelo erizado negro y un penacho blanco en el pecho, espalda encorvada y ojos amarillos. De acuerdo con sus creencias, estos gatos negros auguraban malas noticias y se sentían atraídos por el calor y el fulgor del fuego.

Edad Media

La iglesia católica, con el Papa Gregorio IX como hostigador, normalizó la asociación del gato negro con Satán, razón por la que eran considerados parte del imaginario supersticioso, cercanos a la brujería y a las artes ocultas. La mirada de un gato negro podía hechizarte y el mero hecho de tener uno de ellos era suficiente para ordenar tu muerte en la hoguera.

Los gatos de las brujas eran quemados vivos en la noche San Juan, llegando casi a exterminarlos. Similar suerte corrían las mujeres que plantaban cara a los dictados de la Iglesia (que minusvaloraba la condición femenina), y que también eran quemadas vivas. Se creía que las brujas adoptaban la forma de gatos negros para hacer de las suyas pasando desapercibidas.

Edad Moderna

Podemos afirmar que ahora se sabe que los gatos negros no dan mala suerte (tampoco buena). Somos conscientes de que el color del manto es solo una característica física que, a lo sumo, puede conferir ciertos rasgos de comportamiento, pero que no tiene la capacidad de infundir más o menos fortuna a nuestra vida. De lo que sí se tiene constancia es de los beneficios, físicos y psicológicos, que comporta la convivencia con un gato.

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Influidos por el poso de la cultura celta y los estigmas impuestos por el cristianismo, durante muchos siglos se ha creído que los gatos negros eran más agresivos que el resto. Sin embargo, la Universidad California Davis^[1] ha demostrado que es justo al contrario, dado que el alelo non agoutí, que es el responsable de dotar de ese tono oscuro a su manto, está directamente relacionado con un carácter más dócil y afectuoso.

Por tanto, aunque siempre hay excepciones y cada minino porta un temperamento propio, se puede afirmar que los gatos negros son más apegados, leales y mansos que el resto de congéneres, siendo estos los rasgos más destacados de su carácter. Igualmente, tienden a ser algo esquivos con los extraños pero de fácil convivencia tanto con los humanos como con otros animales de compañía.

En definitiva, los gatos negros no dan ni buena ni mala suerte, pese a que algunas culturas (las asiáticas) aún hoy sostienen que son animales talismán, con la facultad de absorber las energías negativas o la enfermedad de su tutor. En países como Tailandia son regalados a los recién casados para desearles una vida en común próspera y llena de felicidad.

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