¿Los gatos entienden cuando les hablas?

Entre los tutores es habitual afirmar que "mi gato parece que responde cuando le hablo", y no estamos del todo desencaminados. Una reciente investigación llevada a cabo en la parisina Universidad de Nanterre ^[1] ha constatado que la reacción felina a la voz de su tutor es inmediata. Así, no solo reconocen a su humano favorito, sino que saben diferenciar cuándo este se está dirigiendo a ellos y cuándo a otros humanos.

El estudio, liderado por la etóloga Charlotte de Mouzon, tomó como grupo de muestra a 16 gatos y grabó las voces de sus tutores, y de desconocidos, de forma aislada. En dichas grabaciones los humanos se dirigían a los mininos para llamarlos por su nombre, ofrecerles comida, despedirse de ellos o reclamar su atención con palabras de cariño. Del mismo modo, repitieron estas interjecciones interpelando a otros humanos.

Las conclusiones, publicadas en la revista científica Animal Cognition, no dejan lugar a dudas. Los gatos son capaces de entender que nos dirigimos a ellos cuando existe habituación y una relación de confianza. Sin embargo, no comprenden el significado de lo que les decimos. A través de la repetición de lo que les decimos, establecen asociaciones, que recuerdan y aprenden, atendiendo a nuestra conducta o reacciones. En este otro artículo te explicamos Cómo es la memoria de los gatos.

Si te preguntas "por qué mi gato maúlla cuando le hablo" o "por qué mi gato mueve la cola cuando le hablo", debes tener la certeza de que sabe que estás interpelándole. Reacciona a tu llamada de atención comunicándose del modo que sabe, y que corresponde al grado de afecto que te tiene. Los mininos estudiados se mantuvieron indiferentes cuando los desconocidos les hablaban. Por tanto, los gatos entienden cuando les hablas que te estás dirigiendo a ellos, pero no compren el significado de nuestras palabras. Como hemos comentado, sí son capaces de asociar determinadas palabras con otros individuos o acciones a través de un proceso de repetición y educación. Por ejemplo, pueden asociar la palabra "siéntate" con el acto de sentarse si así se lo enseñamos, "a comer" con el hecho de llenarle su cuenco de comida o "vamos a la calle" si los adiestramos para salir a pasear.

El movimiento de la cola y de las orejas, la dilatación de las pupilas, el maullido, frotarse contra el suelo y caminar hacia el origen del sonido fueron las conductas más repetidas tras escuchar las voces a las que estaban habituados. Por tanto, este estudio viene a confirmar, y a complementar, lo que ya se ha evidenciado en otras investigaciones como, por ejemplo, la realizada en la Universidad de Sofía en Tokio ^[2].

El mecanismo a través del cual los gatos son capaces de reconocer su nombre, el de su tutor y el del resto de convivientes es igualmente puesto en práctica cuando aludimos a la comunicación gato-humano. Solo existe correspondencia por su parte cuando el emisor es alguien con quien el animal ha establecido una relación de afecto y confianza.

Se sabe que los mininos están especialmente receptivos a interactuar con nosotros cuando la comunicación se desarrolla bajo un código de cuidador, equiparable al que llevamos a cabo cuando nos ocupamos de los bebés, de los niños o de otros animales de compañía. Dicho código se caracteriza por presentar una mayor variación del tono, una mayor repetición y articulación y la utilización de frases cortas y de un tono agudo.

Recopilando lo explicado, la pregunta de "por qué mi gato me mira a los ojos cuando le hablo" tiene una respuesta inequívoca: cuentas con toda su atención porque existe un vínculo de familiaridad entre vosotros. Un vínculo que has labrado con tus atenciones y el tiempo dedicado a acompañarlo y mimarlo. El factor emocional desempeña una labor determinante en las relaciones que establecen con aquellos que sienten como confiables.

Con la repetición ha aprendido qué sucede al escuchar ciertas palabras o expresiones. Recuerda que solo reconocen las palabras a las que han sido expuestos de forma reiterada por su longitud y entonación. El refuerzo positivo, por ejemplo, cuando lo acaricias por venir a tu llamada o le ofreces comida, favorece la consolidación de estas conductas. Nuestros estímulos propician que se expresen mediante el lenguaje corporal.

Basándonos en las evidencias científicas recabadas hasta la fecha, podemos afirmar que los gatos más que entender cuando les hablamos por lo que les decimos, saben interpretar que nos estamos refiriendo a ellos por el tono y los términos empleados en el desarrollo de la comunicación, sin olvidar que solo prestan atención a quienes aprecian y con quienes se sienten seguros.

¿Tu gato te "entiende" cuando le hablas? Si es así, ¡enhorabuena!, has creado un vínculo fuerte con él. Pero si no es así, no te pierdas este vídeo donde te ayudamos a ganarte su confianza:

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