Infección de orina en gatos: tipos, síntomas y tratamiento

Las infecciones de orina o urinarias, bastante comunes en los gatos, son aquellas infecciones que surgen cuando las bacterias se introducen en el organismo a través de la uretra y se extienden por las vías urinarias, pudiendo alcanzar la vejiga e incluso los riñones. Según la localización, recibirán distintas denominaciones, como veremos en el siguiente apartado.

La infección de orina puede afectar, básicamente, a la vejiga, los riñones o la uretra. Lo vemos con más detalle repasando los tipos de infección de orina en gatos que pueden ocurrir:

• Cistitis: es la infección o inflamación que se localiza en la vejiga. Quizás sea la más común. Puede tener diferentes causas y también producirse sin que se sepa cuál es el motivo, caso en el que se denominan cistitis idiopáticas.
• Nefritis: recibe este nombre la inflamación de los riñones. Puede presentarse como consecuencia de una infección urinaria, afectando a su buen funcionamiento y pudiendo provocar una insuficiencia renal.
• Uretritis: localizamos esta infección en la uretra. Puede constituir un factor de riesgo para la formación de cristales, como los de estruvita, capaces de obstruir parcial o totalmente la uretra.

Más que de causas, podemos hablar de factores que predisponen a las infecciones de orina en gatos. Destacamos los siguientes:

• Obesidad.
• Esterilización.
• Sexo, siendo la cistitis más habitual en las gatas y la obstrucción de uretra más común en los machos porque la tienen más estrecha.
• Estrés, que se relaciona con la cistitis idiopática.
• Sedentarismo.
• Baja ingesta de líquidos, sobre todo en los ejemplares alimentados exclusivamente a base de pienso.
• Edad y condición, siendo más propensos los gatos mayores y aquellos con el sistema inmune debilitado o enfermedades previas.
• Defectos anatómicos de nacimiento y/o lesiones en las vías urinarias.
• Algunas intervenciones, como el sondaje.
• Tumores.

Si sospechamos que nuestro gato tiene una infección urinaria, debemos buscar asistencia veterinaria de inmediato, pues es una afección muy dolorosa y que, además, se puede complicar, incluso llevando a un desenlace fatal. Los signos clínicos a los que debemos prestar atención son los siguientes:

• Aumento en el número de micciones.
• Evacuación de pequeñas cantidades de orina.
• Dolor al orinar, que puede expresarse con maullidos.
• Esfuerzo al orinar.
• Hematuria (presencia de sangre en la orina).
• Orinar fuera del arenero.
• Dolor en el abdomen.
• Lamido insistente del área genital.
• Fiebre.
• Pérdida del apetito.
• Decaimiento generalizado.

Si el gato no puede orinar nada, se trata de una urgencia veterinaria. Hay que acudir de inmediato a la consulta de este profesional. Hablamos de ello en este post: "Mi gato no orina: causas y tratamientos".

Si detectamos cualquiera de los síntomas mencionados en el apartado anterior, tendremos que acudir rápidamente al centro veterinario para obtener un diagnóstico. Al diagnóstico puede llegarse examinando al animal y tomando una muestra de orina para analizar. En los gatos esto puede tener que hacerse mediante punción directa en la vejiga, pues no suele ser sencillo recoger una muestra. También puede recurrirse a pruebas adicionales en función de las necesidades de cada caso, como análisis de sangre o ecografías.

Mediante las pruebas mencionadas, el veterinario podrá saber si el gato tiene infección y de orina y, lo más importante, de qué tipo se trata para establecer el mejor tratamiento.

Las infecciones urinarias en gatos siempre requieren la intervención del veterinario y lo antes posible. No se pueden curar en casa ni van a mejorar si dejamos pasar el tiempo. Al contrario, corremos el riesgo de graves complicaciones, por no hablar de lo dolorosas que resultan para el gato. Por supuesto, jamás debemos medicarlo por nuestra cuenta. Por eso, ante cualquier sospecha de infección de orina, hay que consultar con el veterinario.

Según el tipo de infección y su causa, el veterinario nos prescribirá el tratamiento más adecuado. Este suele consistir en la administración de fármacos para controlar el dolor y disminuir la inflamación y de antibióticos para combatir la infección bacteriana. Lo ideal sería hacer un cultivo para administrar exactamente el antibiótico eficaz contra la especie bacteriana presente. En cualquier caso, los antibióticos suelen tener que darse por varias semanas y debemos acabar el tratamiento aunque el gato ya esté recuperado antes.

Por otra parte, conviene que en casa aumentemos la ingesta de líquidos, por ejemplo disponiendo varias fuentes de agua y ofreciendo comida húmeda a diario. También existen alimentos formulados específicamente para el cuidado de las vías urinarias. Si el gato lo necesita, lo prescribirá el veterinario.

Además, dependiendo del caso, el tratamiento de la infección de orina en gatos puede ser el siguiente:

• Cuando la enfermedad se relaciona con el estrés, habrá que valorar la rutina y las condiciones de vida del gato e introducir los cambios pertinentes, como, por ejemplo, el enriquecimiento ambiental. En estas cuestiones puede ayudarnos un experto en conducta felina o etólogo.
• En los casos más graves en los que se ha producido alguna obstrucción, es posible que el veterinario tenga que intervenir quirúrgicamente, con lo que será necesario hospitalizar al felino, al menos durante unos días. La hospitalización puede ser también imprescindible si los riñones están afectados, caso en el que habrá que administrar fluidoterapia y medicación intravenosa y esperar a ver la evolución.
• Si se detecta la presencia de cristales en la orina, muchas veces es posible eliminarlos con un cambio de alimentación. Los que no puedan ser expulsados tendrán que ser extraídos por el veterinario.

Por último, hay que tener en cuenta que las infecciones de orina pueden ser recurrentes, por lo que es importante seguir los consejos del veterinario para evitarlas en la medida de lo posible.

Lo cierto es que una infección urinaria en gatos únicamente podrá curarse con el tratamiento estipulado por el veterinario, es decir, con antibióticos específicos para las bacterias que le están afectando. De forma complementaria, sí debemos poner en práctica las siguientes medidas:

• Hidratación. Es fundamental garantizar que el gato bebe agua y se mantiene bien hidratado. Como hemos dicho, para ello las fuentes son una excelente opción.
• Alimentación de calidad. Es recomendable ofrecer al gato comida húmeda, ya sea comercial o casera, precisamente para aportar ese porcentaje de humedad que necesita. De esta forma, si el gato con infección de orina solo se alimenta con pienso seco, se deberá modificar su dieta.
• Evitar el estrés. Como hemos visto, el estrés es una de las causas, pero además puede agravar la situación aunque no haya sido el motivo principal. Por ello, es importante ofrecer al animal un ambiente relajado, seguro y libre de estrés.

En vista de los factores que pueden predisponer a nuestro gato a padecer infecciones de orina, podemos intervenir en la aparición de algunos con medidas como las siguientes:

• Asegurarse de que el gato ingiere a diario todo el líquido que necesita. Si su alimento principal es el pienso, se recomienda ofrecerle todos los días parte de la ración en forma de comida húmeda. En este otro post hablamos de la Importancia de la hidratación en los gatos.
• Darle oportunidades de practicar ejercicio físico, jugando con él un rato todos los días y proporcionándole un hogar en el que pueda desplegar todas las actividades que le son propias, como rascar, saltar, trepar, esconderse, etc.
• Evitar la obesidad ofreciéndole una comida de calidad en su justa medida, animándolo a realizar ejercicio y no excediéndonos en los premios comestibles.
• Reducir su estrés a lo imprescindible, evitándole cambios bruscos y dándole un tiempo de adaptación ante las novedades siempre que sea posible. Podemos ayudarnos de feromonas apaciguadoras para facilitar su adaptación a las modificaciones en el entorno.
• Mantener limpia su caja de arena, pues hay gatos que pueden no utilizarla si está demasiado sucia o incluso si la arena no es de su agrado. Además, debe estar en un lugar tranquilo y alejada de corrientes, ruidos o el tránsito del hogar.

Por supuesto, hay que acudir al veterinario en cuanto sospechemos que el gato puede estar sufriendo una infección urinaria.

Este artículo es meramente informativo, en SoyUnGato.com no tenemos facultad para recetar tratamientos veterinarios ni realizar ningún tipo de diagnóstico. Te invitamos a que lleves a tu gato a un centro veterinario en el caso de que presente cualquier tipo de condición o malestar.

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