¿Es obligatorio poner chip a los gatos?

El microchip o transpondedor es un dispositivo electrónico que se inyecta, mediante una jeringuilla especial, entre los omóplatos del gato. Concretamente, en el lado izquierdo del cuello. Este chip para gatos está protegido mediante una cápsula de vidrio biocompatible. Así, no supone ningún riesgo para la salud del animal y puede preservar su funcionalidad en el tiempo. Una vez implantado permanecerá con él hasta su muerte.

El microchip actúa como un DNI, ya que consta de una secuencia irrepetible de 15 dígitos alfanuméricos con los que el gato queda identificado. De hecho, al colocarlo quedan registrados sus datos (nombre, edad, raza, sexo, características físicas como color de pelo y ojos, existencia de alguna marca de nacimiento, etc.), los de su tutor (nombre y apellidos, dirección postal, móvil, etc.) y los del veterinario. Conviene mantenerlos actualizados.

Su pequeño tamaño, similar al de un grano de arroz, favorece que su colocación resulte indolora para el gato e imperceptible una vez inyectado. Por lo general, no suele ser necesario recurrir a anestesia local. No obstante, si tu gato es muy nervioso o se estresa mucho, el veterinario podría considerarlo. Su colocación no causa inflamación ni fiebre en el animal.

Tipos de microchip para gatos

Existen varios tipos, aunque el más utilizado es el de 2 x 12 milímetros. El térmico está pensado para los gatos que no toleran los termómetros rectales, ya que, además de identificarlo, funciona como termómetro y mide su temperatura corporal.

Por otro lado, pensando en las razas toy o enanas, se han creado chips de menor tamaño. Concretamente, de 1,40 x 10,30 milímetros o de 1,40 x 8,50 milímetros.

Su utilidad está fuera de toda duda, especialmente entre los gatos que acostumbran a salir al exterior. En caso de pérdida o robo, la constancia de su existencia en la base de datos registral de animales de la comunidad autónoma a la que pertenezca el animal, hará que su hallazgo sea más rápido. Eso sí, el microchip no incluye rastreador GPS, por lo que únicamente podrá identificarse al animal y alarmar de su encuentro si un veterinario o personal de seguridad pasa un lector de microchip sobre él. Además, como veremos ahora, en determinadas situaciones es un trámite obligatorio.

A su vez, si existen puertas gateras en su hogar o dispensadores de agua y comida electrónicos, los chips integran la tecnología adecuada para activarlos al detectar la presencia del gato. Si este es tu caso, deberías animarte a colocar el chip a tu gato, ya que podrás despreocuparte también de la configuración de estos dispositivos electrónicos.

Llegados a este punto, es normal que te preguntes qué gatos deben llevar chip. Hasta 2023, la obligatoriedad del chip para gatos se limitaba a las comunidades autónomas de Madrid, Cataluña, Andalucía, Cantabria y Galicia. Sin embargo, con la nueva Ley de Bienestar Animal, es obligatorio poner el chip a los gatos independientemente de la comunidad en la que residan. Esto debe hacerse antes de los seis meses de vida del animal. Si tu minino es adulto y no tiene el microchip, a tenor de sus beneficios y nulos riesgos para la salud de tu minino, y de lo que estipula la nueva ley, deberías optar por ponérselo sin importar en qué provincia residís. Estará mejor protegido y tú más tranquilo/a.

Si vas a viajar dentro de la Unión Europea o al extranjero, la colocación del chip para gatos es un requisito obligatorio básico, así como la posesión del pasaporte y la administración de la vacuna de la rabia. En función del país del que se trate, podrán solicitarte, a su vez, otros requisitos en favor de la preservación de la higiene y salud públicas. Descubre en este otro post Cómo viajar en avión con un gato.

Los veterinarios son los únicos profesionales facultados para colocar el chip en los gatos. Solo ellos pueden inyectarlo y retirarlo, en este caso, mediante cirugía. Al hacerlo, dan de alta al gato en el registro censal de animales de compañía de la comunidad autónoma correspondiente. De inicio, la implantación del microchip debe producirse antes de que el gato cumpla 3 meses. En caso de cambio de titularidad, el plazo es de un mes.

Cuando el animal fallece, deberás comunicárselo al veterinario para que proceda con la correspondiente baja. Dispones de 2 a 15 días naturales desde la muerte para hacerlo. A su vez, los diferentes cuerpos de seguridad del Estado están habilitados para emplear, en caso de necesidad, los lectores especiales de estos dispositivos. Por ejemplo, en caso de hallazgo de un minino cuya pérdida se haya notificado.

En la actualidad, la horquilla de precios para poner el chip a un gato oscila entre los 30 y los 55 € dependiendo de la región. Una cantidad asumible y que compensa en relación con sus beneficios, que debería animarte a ponérselo a tu gato si te lo estás pensando.

Esperamos que esta información sobre el chip para gatos haya sido de tu interés. ¿La conocías? Te leemos en los comentarios.

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