¿Es obligatorio el seguro para gatos con la nueva ley?

La nueva ley, llamada Ley 7/2023, de protección de los derechos y el bienestar de los animales, se aprobó en España el 28 de marzo del año 2023. No obstante, su entrada en vigor se dictaminó para justo seis meses después, es decir, para septiembre de ese mismo año. De esta nueva legislación destacan algunas medidas, como:

• La obligatoriedad de la castración de los gatos antes de los seis meses de edad.
• La necesidad de realizar un curso de tenencia responsable.
• La prohibición de dejar a los animales solos en casa o, también, la contratación de un seguro de responsabilidad civil. Puede que te interese consultar el siguiente artículo sobre "Cuánto tiempo puede estar un gato solo en casa".

Este tipo de seguros sirven para cubrir los gastos en caso de que el animal cause daños a terceros. La ley señala que es obligatorio disponer de este tipo de seguro, pero esta es una de las medidas que todavía no puede entrar en vigor porque está pendiente de su desarrollo reglamentario, que tendrá que producirse en los próximos años. Además, es una obligación que la ley solo exige a los cuidadores de perros. Por lo tanto, no hay ningún requerimiento legal al respecto para aquellas personas que conviven con uno o varios gatos.

Si hay cierta confusión alrededor de la legislación actual en cuanto a los seguros obligatorios se refiere, también surgen dudas sobre los propios seguros. Esto se debe a que existen varios tipos. Son los siguientes:

• Seguro de responsabilidad civil: este es el que se menciona en la nueva ley como obligatorio para los perros. Como hemos explicado, cubre daños a terceros que el animal pueda ocasionar, es decir, no "cuida" del perro, sino de los terceros que puedan verse afectados por sus acciones. Por este motivo, puede ser muy útil en perros que salen a diario al exterior, pero menos necesario en gatos que viven en pisos sin salir.
• Seguro veterinario: este seguro, sí pensado para el animal y no para terceros, no es obligatorio para ningún animal. Es una opción para cubrir diferentes gastos veterinarios, según la póliza que se contrate. Así, algunos de estos seguros cubren solo determinadas intervenciones, mientras que otros también se hacen cargo de acciones de medicina preventiva, como las desparasitaciones o las vacunaciones. En función de las prestaciones, tendrán distintos precios.

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Al no ser obligatorio por ley, disponer o no de seguro para un gato es una elección personal que tendrá que valorar cada cuidador en función de sus circunstancias y de sus necesidades. También dependerá de si se cuenta o no con un seguro del hogar que incluya a los animales de compañía. Muchos ofrecen esta cobertura, que puede resultar suficiente para los cuidadores de gatos.

Hay que tener en cuenta que el sentido de un seguro de responsabilidad civil, como el que obliga la nueva ley para los perros, es cubrir daños potenciales a terceros. Por ejemplo, un perro que se escapa en la calle y tira al suelo a alguien, ataca a otro perro o causa destrozos en alguna propiedad privada. Un gato que vive en el interior de casa, sin acceso al exterior, no va a provocar este tipo de incidentes. Sí podrían darse en gatos que salen a la calle, pero hay que saber que la nueva ley prohíbe que cualquier animal vagabundee sin supervisión. Esto minimiza la posibilidad de causar daños.

En cuanto a otro tipo de seguros, como son los de salud, puede ser difícil verles beneficios, ya que cubren diferentes gastos veterinarios a cambio de pagar una cuota mensual o anual. Dependiendo de los conceptos contratados, pueden incluir medicina preventiva, como hemos dicho, vacunas y/o desparasitaciones, o solo tratamientos, hospitalizaciones y/o intervenciones quirúrgicas.

Al adoptar un gato, es más normal pensar en desparasitaciones y vacunaciones y no tanto en accidentes u operaciones que requieran un elevado desembolso económico. De hecho, es posible convivir con un gato sin más gasto que la medicina preventiva o el tratamiento de enfermedades de carácter leve. Pero hay que saber que la posibilidad de una incidencia de alto coste veterinario siempre está ahí.

Por ejemplo, un gato puede sufrir una obstrucción intestinal por bolas de pelo, caerse por una ventana, padecer una patología crónica o ingerir alguna sustancia tóxica. Hemos de plantearnos si nos compensa pagar una pequeña cantidad todos los meses o años o si somos capaces de afrontar la posibilidad de un pago elevado en el momento imprevisible en el que se produzca.

La edad del gato puede ser otro aspecto a tener en cuenta a la hora de contratar o no un seguro. Hay que saber, también que, a partir de cierta edad, es habitual que los seguros no puedan contratarse ya. Sea cual sea nuestra decisión, conviene consultar diferentes ofertas para buscar la que mejor se ajuste a nuestras necesidades y presupuesto.

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