Cómo saber si un gato te considera su madre

Para saber si un gato te considera su madre, antes de nada, debemos intentar entender si los gatos son capaces o no de reconocer a sus propias madres. Y aquí es importante establecer dos situaciones distintas: la primera es la de un gatito que se encuentra en plena etapa de desarrollo físico y cognitivo, y que depende de su madre para llevar a cabo casi todas sus funciones vitales y necesidades fisiológicas (alimentarse, limpiarse y evacuar, por ejemplo); la segunda es la de un gato joven o adulto que ha sido separado de su madre después de completar el periodo de destete y ha empezado una nueva vida junto a sus tutores humanos y, quizás, otros gatos o animales.

¿Los gatitos recién nacidos reconocen a sus madres?

En la primera situación, es prácticamente imposible establecer una diferenciación entre el gatito y su madre porque la supervivencia de las crías depende total e intrínsecamente del trabajo que la gata desempeña como madre. Cuando nacen, los gatitos no tienen ninguno de sus sentidos plenamente desarrollados, por lo que no se separan de su madre, que se encarga no solo de proveerles el único alimento que su cuerpo está preparado para asimilar en esta etapa y que resulta indispensable para la formación de su sistema inmune (o sea, la leche materna), sino también de estimular sus vías de eliminación, enseñarles los códigos más básicos y fundamentales de la conducta social y la comunicación de los gatos y también los límites del juego. Entonces, en este momento, el gatito experimenta una unión vital y una comunicación casi exclusiva con su madre, y resulta fundamental para su óptimo desarrollo que pueda permanecer junto a ella y a sus hermanos hasta completar el periodo de destete. Durante este periodo de dependencia, los gatitos reconocen el olor de su madre, pero en las siguientes líneas explicaremos de qué modo, ya que el concepto de "madre", tal y como lo entendemos, es puramente humano.

No obstante, este gatito poco a poco crecerá, sus sentidos se agudizarán, sus músculos se fortalecerán y en algún momento deberá poder valerse por sí mismo, dejando de depender de su madre. Esto es lo que debe pasar, es parte del ciclo sin fin de la naturaleza, donde cada cachorro tiene que independizarse de su progenitora para empezar su propia vida, donde cazará sus propias presas y, tarde o temprano, dará origen a su propia descendencia. Entonces, la ruptura del vínculo con la madre es natural y necesaria para la supervivencia del gatito y la perpetuación de su especie. Como suele decirse, es “la ley de la naturaleza”.

¿Los gatos jóvenes y adultos reconocen a sus madres?

Ahora bien, después de producirse esta natural y necesaria separación, ¿los gatos adultos reconocen a su madre? Lamentablemente, no contamos con una cantidad suficiente de estudios científicos que nos brinden una respuesta definitiva para esta cuestión. Lo que sí sabemos, gracias a un interesante estudio desarrollado en México y recientemente publicado en la revista Animal Cognition, es que los gatos parecen ser capaces de reconocer un olor familiar que podrían remitir a sus primeras semanas de vida, las cuales en circunstancias ideales deberían haber sido transcurridas junto a su madre. Durante las pruebas, los gatos machos y hembras jóvenes (entre 6 y 12 meses de vida) que habían sido separados de su madre después de cumplir dos meses de vida, fueron los que más interés mostraron en olfatear los hisopos con el olor especifico de sus madres.

Quizá podemos asociar esta capacidad a lo que nos sucede cuando percibimos un aroma que nos recuerda, por ejemplo, a alguna comida exquisita que nos preparada nuestra madre cuando éramos niños, y al percibirlo, inmediatamente nos remitimos a nuestra antigua casa, la vieja cocina y el rostro de nuestra amada madre invitándonos a la mesa. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, en nosotros, humanos, los sentidos despiertan recuerdos que muchas veces se mezclan con los sentimientos, porque somos seres dotados de una notable capacidad de evaluación consciente de las experiencias. Y es esto lo que diferencia los sentimientos de las emociones, pues estas son unidireccionales y se disparan de forma inmediata ante la percepción de un estímulo, mientras que los sentimientos involucran un proceso de autoconciencia y reflexión. Este proceso, por el momento, no ha sido posible observarlo en los gatos, por lo que los consideramos que pueden experimentar las emociones básicas (como el miedo y el amor, por ejemplo), pero no son capaces de desarrollar sentimientos como lo hacemos los humanos.

Por ende, nuestros limitados conocimientos sobre la memoria olfativa en los gatos no nos permiten afirmar - al menos no por ahora – que el hecho de que los gatos puedan percibir un olor familiar que está conectado con su infancia significa que sean capaces de reconocer a un individuo específico como su madre a través de dicho olor, ni que esta percepción olfativa trae consigo un sentimiento específico asociado a la figura o al recuerdo de su progenitora. Además, como la educación de los gatos tampoco está permeada por los mismos conceptos morales y éticos que la educación y la lógica social humanas, no podemos esperar que el reconocimiento de un olor familiar asociado a una determinada gata hembra impida el desarrollo de un instinto básico de supervivencia, como es el apareamiento con propósitos reproductivos.

La cuestión “¿cómo saber si un gato te considera su madre?” se ha viralizado en Internet después de que se conociera una investigación realizada en la Universidad de Oregon (EEUU) y publicada en Current Biology, cuyos resultados apuntarían a que la mayoría de los gatos podría tener un apego con sus tutores similar al de los bebés con sus padres. Aunque se trate de un estudio interesante y algo novedoso sobre las interacciones de los mininos con sus humanos favoritos, hay que tener en mente que se evaluaron una limitada cantidad de variables a la hora de comparar el comportamiento afectivo de los gatos cachorros y adultos con el de los bebés humanos.

En este sentido, vale la pena reforzar que el proceso educativo de los humanos tiene tiempos y etapas distintas al de los gatos, además de estar permeado por cuestiones culturales y morales que no podemos imponer a otros animales. Entonces, el estudio comparte evidencias de que los gatos cachorros y adultos tendrían un nivel de apego con sus tutores similar al de los bebés con sus padres, pero es evidente que los principios culturales y morales que se relacionan directamente con el concepto de "madre" y "familia" aún no están claros para los bebés porque les serán enseñados en los siguientes años de su vida. Quizás sea por esta exacta razón que tienen un apego más similar al que experimentan los animales que también desconocen dichos principios. No obstante, cuando es un adulto el que se pregunta "¿mi gato me reconoce como su madre?", estos principios ya impregnan su pensamiento y la concepción de la maternidad, por lo que queda claro que los gatos jamás pensarán en sus propias madres o en una persona que le provee los cuidados y el amor que necesitan de la misma forma que nosotros, porque somos especies distintas con diferentes formas de pensar, organizarnos socialmente e interactuar con nuestros semejantes.

¿Cómo nos reconocen?

En todo caso, como no podemos estar seguros de que los gatos reconocen o no a sus madres, tampoco podemos saber con certeza si un gato puede considerar a una persona su madre, ya que ello, en todo caso, implicaría el reconocimiento de una “figura maternal”, ya sea en un congénere-hembra (es decir, una gata) o en una persona. Lo que sí sabemos, en este sentido, es que los gatos son capaces de reconocer a las personas por las señales identificadoras que su cuerpo emite constantemente, como los olores y la voz. Además, las décadas de investigaciones que el Dr. John Bradshaw, biólogo, etólogo y docente, ha recompilado en su libro Cat Sense (disponible en Amazon: Comprar el libro Cat Sense), nos proporcionan evidencias de que los mininos no nos ven como humanos, sino que nos perciben como una especie de “gato gigante” o una versión agigantada de ellos mismos. Sería por esta razón que, a diferencia de los perros que sí nos reconocen como un individuo distinto a ellos mismos, los gatos no cambian sus formas de relacionarse con nosotros o en nuestra presencia, sino que usan los mismos medios de comunicación que emplearían para interactuar con sus congéneres, valiéndose de todo su cuerpo para transmitirnos sus estados de ánimo, necesidades y percepciones sobre el entorno.

Si conectamos todas las informaciones que juntamos hasta aquí, no parece absurdo suponer que un gato que ha convivido con el mismo tutor desde las primeras semanas de su vida, puede llegar a reconocer el olor de esta persona como aquel olor familiar del que hablamos anteriormente, siendo capaz de conectarlo con su infancia incluso después de alcanzar la edad adulta (similar a lo que ocurriría con el olor de la gata madre). Sin embargo, no está de más reforzar la importancia de que los gatitos sean criados junto a sus madres y hermanos en esta primera etapa de su desarrollo, antes de entrar en una nueva familia humana. No obstante, si por alguna razón has tenido que recoger a un gato huérfano en tu hogar, aquí encuentras una Guía completa de cuidados para gatitos recién nacidos.

Ya hemos comentado que los gatos no nos conocen como sus "madres". Sin embargo, si bien los gatos no comparten con nosotros los mismos conceptos y el valor simbólico y cultural a ellos aplicados, sí son capaces de reconocernos como parte de su grupo social (el concepto más cercano al de una familia en el universo felino) y, como vimos, pueden reconocer fácilmente a su humano y diferenciarlo de los demás individuos, así como de establecer un vínculo distinto con cada integrante de su grupo social. Es decir, que los gatos no solo pueden considerarnos “uno de los suyos” llevando a cabo conductas idénticas a las que realizarían junto a sus congéneres (por ejemplo, frotar su cara contra la nuestra para impregnarnos con sus feromonas), sino que suelen interactuar de distintas formas con cada integrante de su grupo social.

Comúnmente, los gatos eligen una persona como su favorita, con la que desarrollarán un vínculo de mayor confianza y cercanía, pero esto no significa necesariamente que rechazarán a los demás integrantes de la familia humana, sino que se relacionarán con ellos de una manera distinta, dependiendo tanto de su propia personalidad como de la personalidad, las características y la forma de comportarse de cada persona con la que comparten su hogar.

Además, cabe recordar que los gatos tienen sus propias formas de expresar sus emociones y cómo se sienten en relación con cada persona que reconocen como parte de su grupo social. Entonces, si tu minino te ha elegido como su protector y su persona de referencia, probablemente verás reflejadas en su comportamiento las señales de que tu gato te quiere que mostramos en este vídeo. Pero, si por otro lado te preocupa que el vínculo con tu minino no sea tan cercano como te gustaría, te invitamos a conocer algunos Consejos para ganarse la confianza de un gato.

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